El testimonio
– Una maestra del cortijo venía a enseñarla a la casa donde ella servía
En La Dehesilla había un cortijo de un señorito, y varias chozas de piedra y techado de castañuela. La castañuela la cogían en el río. Pasados los años, a la gente que vivía ahí les dieron parcelas, y se construyeron sus casas.
Había una escuela llevada por tres hermanas mayores, que se dedicaban a dar clase a los chiquillos. Una de ellas se llamaba Curra. La mayor, que tenía un hijo, era quien llevaba la escuela, y las otras dos la ayudaban.
Yo me fui a servir con ocho años en casa de Pura y Feliciano, y una de las maestras venía a esta casa para enseñarme. Mi hermana Catalina aprendía escuchándolas, mientras lavaba ropa. Pero se murió la hermana mayor y se tuvieron que marchar.
Cuando vivíamos en la finca de El Moro, a veces le ayudaba a Juan Quero a ordeñar las cabras, porque nos sentíamos mayores y queríamos trabajar. Yo arrimaba leña para la candela, para amasar, y traía agua en un burro de los Quero: hacía dos cargas, una para ellos y otra para mí.
De El Moro fuimos a vivir a El Alamillo (El Puntal), y mi padre se hizo recovero: iba a Algeciras en su caballo a por cosas y las vendía por el campo. En El Alamillo me casé, y allí tuve mis hijos. Por El Alamillo venía un maestro, que enseñaba de casa en casa. Una vez que vino, mi hijo estaba guardando los pavos; ¡tuve que ir en busca de él, pues el maestro no podía esperar! Después tenía que marchar para enseñar en otra casa.
La persona
– Josefa Calderón Bermúdez
Nació en 1928. Son cinco hermanos. Su familia era de Conil.
Hacia 1933 se fueron a La Dehesilla, finca cercana a Zahara. Hacia 1937 su padre arrendó una huerta en la finca de El Moro, para trabajarla como hortelano. Y cuando se hizo el reparto de tierras de Tahivilla, su tío materno consiguió una parcela y su padre fue a trabajarla con él.
Vive en la Residencia San José de Tarifa.
Testimonio recogido en 2012.