El testimonio - Para que se quedaran en la zona, los vecinos daban alojamiento a los maestros de campo. Mi marido, Andrés Iglesias Gallego (que nació en 1941) aprendió con otro maestro que se llamaba Antonio Cortés y vivía por allí. Yo lo conocí de niña, y él era ya mayor. Cuando Navarrete ya no daba clases por Bolonia, Cortés daba clases por las noches a los niños y jóvenes, cuando venían del campo de cuidar los cochinos o lo que fuera. Mi marido y otros aprendieron con él hacia 1955, y le hacían muchísimas perrerías; las cosas de los niños... Se llamaba Antonio Cortés Ripoll, y decía que había sido carabinero antes de la guerra y después pasó a la Guardia
Etiqueta: Navarrete
En cada cortijo enseñaba un maestro
El testimonio - En cada cortijo donde trabajó su padre enseñaba un maestro de campo. Él se esforzó por que sus hijos aprendieran. Cuando era joven, mi padre se vio en Melilla enfermo, sin poder escribir una carta a su madre. Un amigo suyo le escribía las cartas y se las leía. Por eso se dijo que sus tres hijos por lo menos tenían que saber leer y escribir; y se esforzó por conseguirlo. Lo que sabemos es lo que aprendimos con los maestros de campo. No pudimos ir a institutos ni universidades. He luchado por que mis hijos se defiendan bien, y tengo una hija que es maestra y se explica mucho mejor que yo. Mi primer maestro lo tuve con 6 años,