El testimonio - A cambio de criarle una collera de conejos Tengo bastantes recuerdos de don Fausto Ruíz Galán. Era un hombre bajito y con barba. Se desplazaba por los campos en una yegua que le dejaban los señores del cortijo de Villalvega, donde se alojaba. Allí tenían ganadería brava. Recuerdo que todas las clases las daba de memoria; nunca lo vi guiándose por un libro. Nos enseñaba a leer con los libros de aquel entonces y si algunos de los alumnos no lo sabíamos, nos cogía de la patilla. Los sábados no nos daba cuentas; lo sábados sólo enseñaba el catecismo. En la casa donde vivía el cabrero, en la dehesa El Hornillo, del término municipal de Arcos de la Frontera (Cádiz),
Después de 1936
Escribía en las piedras mientras guardaba las vacas
El testimonio - Escribía en las piedras mientras guardaba las vacas Una se ha criado de pobre, pero no ha pasado hambre, como digo yo. Nosotros éramos ocho hermanos, y solamente la hermana mayor tuvo maestro. Como las clases valían dinero, si iba el maestro daba nada más que a los varones. Las hembras, como no teníamos que ir al servicio ni nada... Yo no he tenido un maestro nunca en mi vida. Yo aprendí a poner las letras y los nombres (las palabras) por lo que yo miraba que mis hermanos hacían. Yo veía desde lejos al maestro, cuando llegaba a la casa; pero darme una clase no me la dio nunca. Mis hermanos estudiaban de noche, porque de día trabajaban. No me
Necesidad de escuelas rurales en La Costa
El testimonio - Necesidad de escuelas rurales en La Costa En esos años llovía mucho. Yo no tenía coche; y como yo, ningún vecino del campo. Había que venir en burro. En Cuatro Caminos (entrando por el km 90) tenían que haber hecho una escuela para los niños de esta zona. Si hubieran hecho ahí una escuela, servía para La Costa y para Arroyo Viña. Hubieran estado mejor los niños, y los maestros también. Mi primer hijo nació en 1961. Fue al internado de la Huerta del Rey (Residencia Escolar), pero no le gustaba. Se llegaba a Tarifa montado en un burro. Llegaba lleno de barro, y mi madre, que estaba en Tarifa, le tenía preparada ropa limpia. Cuando lo prepararon para hacer la primera
Juan Mena enseñó por La Costa desde principios del siglo XX
El testimonio - Juan Mena enseñó por La Costa desde principios del siglo XX hasta que era anciano Mi madre firmaba algo. Ella nació en 1904 y tendría 8 ó 10 años cuando aprendía con Juan Mena; hacia 1912. Mis tías aprendieron más que ella; no sé si es que mi madre era mala, o tenía que bregar más en la casa por ser la mayor. Un hermano que tenía, el tío Perico, no sabía ni firmar. Mena nos daba lección a mí y a mi hermano mayor. Sería hacia 1940, 1942. Yo era muy malo para la lectura, y mi hermano era todo lo contrario. Cuando cogíamos los animales, yo le tiraba el libro porque quería jugar. Y mi hermano, si tenía
Donde comía el maestro, comía también su esposa
El testimonio - Donde comía el maestro, comía también su esposa Hacia 1946, el maestro Andrés Señor venía a dar clase a mis hermanos. Mi hermana Isabel no sabe nada; ella era mayor y estaba con la tarea de la casa. Yo era chica y quería jugar y aprender; estaba encima, mirando, porque me gustaba cómo explicaba. Entonces mi madre le dijo al maestro, “¡Venga, dale clases también a la niña!”. Estuve unos cuatro meses con él. Cuando el maestro marchó seguí aprendiendo, porque me gustaba. Aprendí sola; ¿para qué voy a decir otra cosa? Con cartillas, iba juntando las letras, la “a” y la “b”, e iba leyendo. Me gusta leer los papeles. Me canso y lo dejo, pero me gusta. Hubo un